Hoy inicia una nueva era, dejando atrás décadas de decadencia y fracaso.
Los argentinos han expresado una voluntad de cambio irreversible.
Enterramos un modelo que ha destruido el país y lo ha dejado en la ruina.
Comienza una era de crecimiento, desarrollo, libertad y progreso.
El Legado Histórico y el Fracaso del Colectivismo
Hace 200 años, Argentina declaró su independencia, abrazando la libertad en 1853 con una Constitución liberal.
Esto llevó a una expansión económica sin precedentes, convirtiendo a Argentina en una potencia mundial a principios del siglo XX.
Lamentablemente, la dirigencia abandonó este modelo por ideas empobrecedoras del colectivismo.
Este modelo fallido ha generado pobreza, estancamiento y miseria, considerando que los ciudadanos sirven a la política y el Estado es un botín.
Las recientes elecciones marcan un punto de quiebre, similar a la caída del Muro de Berlín.
La Herencia Económica Devastadora
El gobierno saliente deja la peor herencia: déficits gemelos del 17% del PBI.
Necesidad de un ajuste fiscal de 5 puntos del PBI en el Tesoro Nacional y 10 puntos en el Banco Central.
Es crucial limpiar los pasivos remunerados del Banco Central para detener la emisión monetaria, única causa de la inflación.
A pesar de detener la emisión, la inflación persistirá por 18-24 meses debido al rezago.
El cepo cambiario y el excedente monetario podrían llevar a una inflación anual del 3600% (comparable al Rodrigazo) o incluso del 15.000% (peor que la hiperinflación de Alfonsín).
Estimaciones privadas ya sitúan la inflación mensual entre 20% y 40% para diciembre-febrero.
El gobierno saliente ha dejado una hiperinflación «plantada», con riesgo de llevar la pobreza por encima del 90% y la indigencia por encima del 50%.
La Única Solución: Ajuste de Shock
No hay alternativa al ajuste ni al shock.
Históricamente, los programas gradualistas han fracasado, mientras que los de shock han sido exitosos.
La falta de reputación del país exige un ajuste inmediato para atraer inversión.
«No hay plata» para un gradualismo.
El ajuste impactará negativamente en la actividad, empleo y salarios reales, generando estanflación, pero Argentina ya vive en estanflación hace más de una década.
Este es el «último mal trago» para la reconstrucción.
El ajuste caerá con toda su fuerza sobre el Estado, no sobre el sector privado.
Se cita a Julio Argentino Roca: «Nada grande, nada estable y duradero se conquista… si no es a costa de supremos esfuerzos y dolorosos sacrificios.»
Deterioro en Todas las Esferas
Seguridad: Argentina es un «baño de sangre», con delincuentes libres y narcotráfico apoderándose de las calles. Las fuerzas de seguridad han sido humilladas.
Social: La mitad de la población es pobre, con el tejido social roto. Los planes contra la pobreza generan más pobreza. Millones de niños sufren hambre.
Educación: Solo el 16% de los estudiantes termina la escuela a tiempo; el 70% de los que sí lo hacen no comprenden textos básicos o resuelven problemas matemáticos. Argentina ha caído drásticamente en rankings internacionales.
Salud: Sistema colapsado, hospitales destruidos, médicos mal pagados. La ineficiencia estatal durante la pandemia causó 130.000 muertes.
Infraestructura: Solo el 16% de las rutas están asfaltadas, y el 11% en buen estado, contribuyendo a 15.000 muertes anuales por accidentes.
La situación es crítica y de emergencia; no hay tiempo para discusiones estériles.
El Nuevo Contrato Social y el Compromiso
El compromiso es inalterable: arreglar 100 años de despilfarro político.
Se abrazan las ideas de la libertad, resumidas en la definición de Alberto Benegas Lynch (h): «el respeto irrestricto del proyecto de vida del prójimo, basado en el principio de no agresión y en defensa del derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad…»
Este nuevo contrato social propone un país donde el Estado vele por los derechos, no dirija vidas.
«El que las hace, las paga!» y «El que corta no cobra!»
Dentro de la ley, todo; fuera de la ley, nada.
No se busca perseguir ni saldar vendettas, sino construir un proyecto de país.
Se invita a todos los dirigentes a sumarse al cambio, sin importar su pasado.
Quienes intenten obstaculizar el cambio con violencia o extorsión se encontrarán con un presidente de convicciones inamovibles.
«¡No vamos a claudicar! ¡No vamos a retroceder! ¡No nos vamos a rendir!»
Un Desafío Titánico con Fe y Esperanza
Hoy comienza una nueva era en Argentina.
La verdadera fortaleza de un pueblo se mide en cómo enfrenta los desafíos.
La inauguración presidencial coincide con Hanukkah, la fiesta de la Luz, que celebra el triunfo de los débiles sobre los poderosos, la luz sobre la oscuridad y la verdad sobre la mentira.
Se prefiere una verdad incómoda a una mentira confortable.
Se recuerda la cita de Macabeos 3:19: «Que la victoria en la batalla no depende de la cantidad de soldados, sino de las fuerzas que vienen del cielo.»
«¡Dios bendiga a los argentinos! ¡Y que las fuerzas del cielo nos acompañen en este desafío!»
«¡Será difícil, pero lo vamos a lograr! ¡Viva la libertad, carajo!»