Celebrando 50 ediciones de total libertad de mensaje y filosofía económica.
Reafirmando la posibilidad de expresar ideas libertarias sin condicionamientos, a pesar de ataques en redes.
El programa aborda las intervenciones binarias del Estado y desmitifica varios conceptos.
El Presupuesto Público: Violencia y Distorsión
Considerado la mayor intervención binaria del Estado sobre los individuos.
Representa lo que los políticos planean recaudar y gastar.
La recaudación es vista como ingresos obtenidos por la fuerza, ejerciendo el monopolio coactivo del Estado.
El Estado es un ente etéreo, utilizado por burócratas para su beneficio.
Un mayor presupuesto implica más violencia, distorsiones, carga para la economía privada, menor generación de riqueza y bienestar social.
Impuestos: Robo Legalizado y la Verdadera Grieta
La presupuestación de ingresos gubernamentales se asemeja a la de ingresos criminales: toma forzosa de ingresos sin contraprestación.
El gobierno cobra impuestos, los criminales roban; el gobierno emite dinero fraudulento, los criminales falsifican. La diferencia es la legitimación.
Mayor presión fiscal = más violencia, distorsiones y efectos negativos.
La discusión clave es reducir la presión tributaria y el gasto público al máximo.
El «impuesto neutral» es un mito; siempre altera el mercado.
Los impuestos crean una «grieta» real: políticos vs. productores y trabajadores.
Los políticos obtienen ingresos sin generar bienes o servicios voluntarios, operando fuera del libre mercado.
El Gasto Público: La Peor Forma de Gastar
Basado en las cuatro formas de gastar de Milton Friedman, el gasto público es la peor: gastar dinero de otro en otro.
No hay economización, búsqueda de precios ni consideración del esfuerzo detrás del dinero.
Es ineficiente porque quien gasta no conoce las necesidades o preferencias de quien recibe.
El gasto público tiene, en el mejor de los casos, valor económico cero, ya que nadie lo paga voluntariamente.
Al financiarse con impuestos (dinero tomado por la fuerza), reduce la capacidad de los privados para gastar en bienes y servicios voluntarios, resultando en un valor económico negativo para la sociedad.
Obra Pública: Gasto, No Inversión, y Criptonita para el Crecimiento
La obra pública es un gasto, no una inversión genuina, ya que no se financia con ahorro real para aumentar la capacidad productiva.
En Argentina, la inversión pública ha sido sustitutiva de la inversión privada, frenando la acumulación de capital y el crecimiento.
El financiamiento es crucial: impuestos, impuesto inflacionario o deuda (altas tasas de interés) matan la inversión privada.
Estas tres variables son «criptonita» para la inversión, la acumulación de capital y el crecimiento.
Corrupción: El Costo Oculto del Estado Grande
La obra pública y otras cuentas del gasto público alimentan la corrupción.
Un estudio del BID revela que Argentina tiene un malgasto público equivalente al 7.2% del PBI (filtraciones, malgasto en compras y empleo público), el más alto de la región.
La corrupción es un contrato entre burócratas y empresarios que trafica gasto público financiado con impuestos.
Existe una correlación directa: a mayor gasto público, mayor corrupción.
La única forma de reducir la corrupción es reduciendo el gasto público y su financiamiento vía impuestos.
Argentina tiene la mayor corrupción de la región debido a su mayor tamaño de Estado y mayores impuestos.
Inflación: El Robo Silencioso de la Casta Política
La inflación es un fenómeno monetario resultado de la pésima política del Banco Central, cooptado por la clase dirigente.
El Banco Central sirve para perpetuar los privilegios de la casta política, financiando sus «delirios fiscales».
La inflación castiga al más pobre y redistribuye recursos a favor de la casta política.
La Escuela Austríaca explica que quienes reciben el dinero recién impreso primero (políticos) se benefician al gastar antes de que suban los precios.
Los trabajadores, que reciben el dinero último, son los más perjudicados.
Filosóficamente, el Banco Central debe ser cerrado para evitar el uso de la emisión monetaria en beneficio de la casta política y porque la inflación no bajará sin demanda de pesos.